Coches malditos, ( Sucesiones de muertes, hechos reales).
Coches malditos, ( Sucesiones de muertes, hechos reales).
Existen
coche que a lo largo de la historia han demostrado estar
adornados con un halo de mala suerte, y desde luego si que
existieron, donde la casualidad en un momento dado, no
parece que sea la razón.
Voy
a relatar dos casos que son de los mas destacados, aunque
siempre hay otros sin lugar a dudas.
El
caso del coche de James Dean, el Porche 550 RS Spyder,
llamado también el pequeño bastardo.
Quiso
la mala suerte, o quien puede saber la causa exacta, pero
todas las estrellas de cine que mueren jóvenes, como fue el caso de James Dean que murió cuando contaba solo con
24 años, se convierten en mito.
El
lema o bandera de este actor siempre fue “vive deprisa,
muere joven y deja un bonito cadáver”, por desgracia se
cumplió para el.
A
este joven actor, le gustaba la velocidad, a pesar de
colaborar en campañas de tráfico contra el exceso de
velocidad, algo que al final le acarrearía su propia
prematura muerte.
James
Dean, se encontraba en el rodaje de la película Gigantes,
en los años 50, la cual se estrenó dos meses después de
su muerte, y se compró un Porche 550 RS Spyder, un
deportivo con un motor de 110 CV de potencia, capaz de
alcanzar los 220 Km/h que el actor bautizó con el nombre
de pequeño bastardo, por que era un coche difícil de
manejar, eran los primeros coches de carreras y ciertamente
no eran muy estables a altas velocidades, en parte a su
motor trasero.
El
bastidor del motor, del Porche, era 2Z77767, números que parecían llevar la maldición.
James
Dean, era aficionado a participar en las carreras de
coches, y aquella mañana se dirigía a una carrera que se
celebraba en Paso de Robles en Salinas, ( California ), el
día 30 de septiembre de 1955, al llegar al cruce de la
ruta 446 con la 41, colisionó frontalmente con un For
Tudor, que llevaba exceso de velocidad, que algunos dicen que
fue el causante del accidente, James Dean, murió en el
acto, y su acompañante, su mecánico y amigo, Rolf
Weutherich resulto gravemente herido.
El
coche destrozado, fue comprado por George Barris, un famoso
“tunero”, que diseñaba coches para el mundo del
expectaculo, como el coche fantástico, el Ecto-1 de los caza
fantasmas, el Batmóvil de los años 60, pensaba hacer
negocio con el siniestro, vender piezas y sabía que el
coche perteneció a una estrella de Hollywood.
El
Porche 550 se trasladó a su taller, y al ser bajado del
camión, el deportivo cayó sobre un mecánico, partiendole
las dos piernas, fue a causa de la rotura de una de las
cuerdas, que sujetaba el Porche.
Barris
vendió dos de las ruedas, a un corredor de coches de
competición, en el transcurso de la carrera ambas
reventaron, y el vehículo colisionó contra otro participante,
el piloto no murió, pero estuvo en coma varios días, debatiéndose entre la vida y la muerte.
Barris
vendió la transmisión, y el motor a dos pilotos, uno de
ellos médico de profesión, que gustaba de participar en las
carreras, durante la carrera ambos coches sufrieron sendos
accidentes brutales, que causó la muerte de ambos pilotos.
Barris
estaba asustado, por la cadena interminable de muertes, y
temiendo que pudiese llegarle a el mismo, decidió
desprenderse del Littele Bastard, y terminó en un museo de
Sacramento, (California, EEUU), para sirviese de ejemplo de los
peligros que podían ocasionar la alta velocidad, pero un día
el Porche 550, cayó del pedestal donde estaba expuesto, con
la mala fortuna, que rompió la cadera de un joven
visitante, que apunto estuvo de costarle la propia vida.
El
dueño decidió destruir el Little Bastard, y en le camino
a Nueva Orleans hacia el desguace, el camión sufrió un
accidente con un vehículo, y el conductor del mismo, se
salió despedido y se estrelló con su cuerpo debajo del
Porche 550, mientras perdía la vida.
Esta
claro que algo de maldición tenía, por las evidencias de
desastres, otro caso curioso es el de la limusina llamada
Graef und Stift que se construyó en el año 1910, y que
es considerado otro coche maldito.
El
Graef und Stift era un vehículo de color rojo sangre, y
que de alguna forma pronosticaba los hechos que ocurrirían en
su vida.
Se
fabricó por Graer und Stift, una marca austriaca, en este
coche murieron asesinados, por Gavrilo Princip, un
miembro del un grupo radical llamada la “joven Bosnia”,
Francisco Fernando de Hasburgo y Sofía de Hohenberg, ambos
archiduques de Austria, y ello motivo la primera gran guerra
.
Siempre
se contó que los dueños de este Graef und Stift, les
acompañaban la mala suerte.
El
coche fue comprado por un oficial del Estado Mayor de
Bosnia, que sin pasar mas tiempo de una semana, se estrelló contra una tapia, y murió, pero curiosamente el vehículo no sufrió casi ningún desperfecto.
Fue
comprado por un médico yugoslavo que tras seis meses, el
coche volcó y lo aplastó, y murió, el coche no sufrió
casi ningún daño.
La limusina fue comprada por un joyero, que era coleccionista
de antigüedades Simon Mantharides, a los seis meses, se suicidó sin que hubiese un causa aparente.
El
Graef und Stift, terminó en manos de un médico también coleccionista de vehículos, pero sin saber como empezó una
cadena de desgracias, como perder clientes, y a tener
problemas económicos, y a causa de esto mismo lo puso en
venta.
El
coche fue comprado por un corredor de apuestas que nada creía en la mala suerte, y cosas por el estilo, pero a
los pocos días murió en carretera conduciendo el Graef und
Stift.
Pero
para los que crean que todo fue fruto de la casualidad,
siendo el propietario un rico terrateniente que residía en
Sarajevo, y que aquel día conducía feliz su nuevo
coche el Graef und Stift, se le paró de pronto sin que
existiera un motivo, y cuando los estaba amarrando a un
carro de bueyes para llevarlo al taller, el motor solo se accionó y los atropelló cayendo a un barranco.
El
Graef und Stift, fue nuevamente adquirido, por un
propietario de un negocio de alquiler de coches llamado Tiber
Hirshfield y fue restaurado y se pintó en color azul, y se
convirtió en un perfecto coche de bodas, pero en su primer
trabajo llevando a una pareja y conduciendo el propio
Hirshfield sufrió un accidente y murió, fue el sexto
propietario en morir.
El vehículo termino en el museo de Austria, el edificio donde
se encontraba parecía que atrajese a las bombas aliadas de
la segunda guerra mundial. Casi en su totalidad el museo fue
destruido pero como no podía ser de otra forma el Graef und
Stift no sufrió ningún daño, y esta a la espera de un
nuevo dueño.
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